Receta para salir de la crisis

Hace unos días, I. D. García, me decía en una charla entre amigos:¿Queréis que os diga la manera mas sencilla para lograr desenmarañarnos de la crisis económica?

ME LO HA CONTADO UN CLIENTE

“Una receta sencilla para salir de la crisis”

Hace unos días, I. D. García, me decía en una charla entre amigos:

¿Queréis que os diga la manera mas sencilla para lograr desenmarañarnos de la crisis económica?. Os voy a contar un cuento fabuloso para ello:

Yo conozco un pueblo muy bonito, un pueblo precioso, muy turístico; actualmente en él todo el mundo tiene duedas: ¡la crisis!, ya se sabe.

Un buen día llega alli un turista y acude a buscar alojamiento a uno de los magnificos hoteles con que cuenta el pueblo. Una delicia de hotel, pero, ya se sabe, con los problemas de todas las empresas españolas: ¡la crisis!. Pide una habitación y la paga en metálico, decisión que no desagrada en absoluto al Recepcionista del hotel, que tenía alguna nómina sin cobrar del todo, máxime cuando éste repara en el billete de 200 euros que “resplandece” en ese momento sobre el mostrador de la recepción, pero ¡eso si! antes de hacer firme su hospedaje quiere ver la habitación, para lo que es acompañado por un botones.

Inmediatamente el Director del hotel coge el billete y acude, a toda velocidad, a pagar su deuda con el carnicero, quien agradece sobremanera el cobro, anulando su deuda con él.

Acto seguido el Carnicero, sin soltar el billete, toma su coche y corre a pagar su deuda con su proveedor, el Pastor que le vende los corderos.

Éste agradece el cobro y lo celebra sin demora según sale disparado a pagar la deuda que mantiene con el Almacenista de piensos para el ganado,  quien ya le había cerrado el crédito y negado el siguiente suministro.

El Vendedor de piensos mete el billete en su bolsillo y corre a liquidar la deuda que tiene con la “Vendedora de amor” a la que debe ya unas cuantas “sesiones”.

Creedme, en tiempo de crisis hasta el amor se vende a crédito.

Ella celebra por todo lo alto el cobro y, sin dilación, corre al hotel a pagar la deuda que mantiene con él por el alquiler de habitaciones para sus clientes.

Naturalmente, el hotel es el mismo que ahora está inspeccionando el turista para decidir si se queda esta noche o no.

Pues bien, cuando la joven deja el billete sobre el mostrador, liquidando así su deuda, el turista baja con el botones de su periplo, coge el billete y dice:

–          Lo siento, no me gustan las vistas que tiene sobre la playa. Otra vez será.

Y se va.

¿Qué es lo que ha ocurrido?. Pues que todo el mundo ha cobrado, todo el mundo ha liquidado sus deudas, y la “paz” económica “se ha instalado en el pueblo” (como hoy dicen algunos).

Bueno, casi todo el mundo.

Lo que dice la fábula que nos contó mi amigo I. D. García ¿dónde lo visto yo antes?.

De cualquier manera ya saben, como repiten en el mundo del cine: “cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”.

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