Editorial. «Medidas»

¿Por qué?. ¿Por qué hay que tomar medidas?. ¿Por qué hay que desandar lo andado?. ¿Es bueno vivir con el dinero de otro?. ¿En qué modelo de sociedad queremos vivir?. ¿Qué mimbres debemos utilizar para fabricar el cesto en el que todos podamos navegar?

¿Por qué?. ¿Por qué hay que tomar medidas?. ¿Por qué hay que desandar lo andado?. ¿Es bueno vivir con el dinero de otro?. ¿En qué modelo de sociedad queremos vivir?. ¿Qué mimbres debemos utilizar para fabricar el cesto en el que todos podamos navegar?

Los gurús no han dado respuesta a temas tan sencillos. Y sin embargo, cualquiera que estaba en la calle era consciente de que una sociedad basada en la cultura del «pelotazo» no podía tener mucho recorrido. Las respuestas estaban en el pueblo, en la sabiduría de la experiencia, en la sensatez, en los conocimientos, en la coherencia. Una vez más ha quedado demostrado que la esencia de un pueblo está por encima de sus dirigentes y de los ídolos fraguados en la banalidad y en la ley del mínimo esfuerzo.

Un cesto se puede confeccionar con tres o cuatro clases de mimbres, no más: Uno es la educación: cultura, formación y conocimiento que nos dan perspectiva y capacidad de crítica y nos permiten evaluar, valorar y decidir con objetividad y sin apasionamientos.

Otro son las manos de un buen maestro, el líder, que haya aprendido a diferenciar en la vida entre lo aconsejable, conveniente y bueno y el interés egoísta y partidista que antepone lo que conviene hacer a lo que se debe de hacer. Para elegir al buen maestro, al líder, es imprescindible la educación y la capacidad de elección.

Otro mimbre que necesariamente debe estar sano son los poderes fácticos. El interés general debe estar siempre por encima del particular. Cuando la banca, la prensa, … anteponen sus interés al general y para ello tergiversan, manipulan y engañan y dan con un pueblo con una capacidad de crítica reducida y sin una formación que le permita separar el grano de la paja, nos encontramos con que ese pueblo es fácil de arrastrar hacia el fango de la incoherencia, de la insensatez y de la ilusión fácil de la comodidad y de la arbitrariedad.

Y dado que los políticos han sido incapaces de implantar un sistema educativo que genere cultura, que facilite conocimientos y formación a su pueblo, que equilibre derechos y obligaciones. Y dado que los políticos han sido incapaces o no han tenido la habilidad de elegir a dirigentes imparciales y libres para tomar las decisiones que un país necesita, sino que se han limitado a defender ideales e intereses en lugar de pensar en su pueblo. Y dado que los políticos no han tenido la valentía de poner límites a las libertades usadas en perjuicio del pueblo y utilizadas para manipular o engañar a sus ciudadanos. Y dado que los políticos siguen anteponiendo sus intereses partidistas a los del país siendo incapaces de adoptar decisiones únicas renunciando a intereses particulares.

Y por ello, por acción y por omisión, gobierno y oposición, por incapacidad o por cobardía, por incompetencia o por interés, deberían de dejar de tomarnos por los tontos del consuelo, dejar de compararnos con los males ajenos y marcar las pautas que este gran pueblo de España demanda inculcando aquello en lo que todos estamos de acuerdo: educación, sensatez, coherencia, sentido común, trabajo, esfuerzo y en crear una sociedad sustentada en hombres cabales y buenos.

Estas son las medidas. Empecemos.

Jesús Navarro Sánchez

 

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