Enfoque de calidad en la empresa familiar

La verdad es que las estadísticas no nos suelen gustar a la hora de tomar decisiones de cambio, parece que nunca seremos ese tanto por ciento que sufrirá los errores médicos, enfermedades, parados de larga duración...... Pero, en el caso de las empresas familiares, parece que podemos estar un poco más preocupados, las estadísticas son alarmantes. Cuando oímos que no llegan al 12% las empresas familiares que alcanzan la supervivencia y llegan a un tránsito consolidado a una tercera generación, lo lógico sería pensar que lo más probable, si no hacemos nada, sería estar en el 88% de las empresas que

La verdad es que las estadísticas no nos suelen gustar a la hora de tomar decisiones de cambio, parece que nunca seremos ese tanto por ciento que sufrirá los errores médicos, enfermedades, parados de larga duración…… Pero, en el caso de las empresas familiares, parece que podemos estar un poco más preocupados, las estadísticas son alarmantes.

Cuando oímos que no llegan al 12% las empresas familiares que alcanzan la supervivencia y llegan a un tránsito consolidado a una tercera generación, lo lógico sería pensar que lo más probable, si no hacemos nada, sería estar en el 88% de las empresas que fracasan.

Analizando porqué se llega a esas cifras, aparentemente dramáticas, nos damos cuenta de los errores más frecuentes que han llevado al cierre a ese 88% de pymes. Algunos están claramente definidos por expertos de la gestión, en colaboración con gobiernos preocupados por la pérdida de este tipo de empresas, aparentemente débiles pero que soportan en muchos casos la economía de los países más desarrollados; podemos sacar algunas conclusiones:

Estamos todos de acuerdo en que los terrenos del negocio familiar afectan a la propia naturaleza de la familia, la propiedad y la gestión. La convivencia entre situaciones no homogéneas afectan a las personas en su fuero más interno.

¿Cuál es el problema real?

1.- Debilidad para anticiparse a los cambios del mercado o adaptarse a las iniciativas competidoras a gran escala.

2.- Insuficiente capacidad para abordar inversiones necesarias para adaptarse a nuevas tecnologías o cambios en la gestión.

3.- Cierta incapacidad a la hora de controlar los costes de producción de los productos o servicios.

4.- Debilidad financiera o sistemas inadecuados para el acceso a la financiación externa.

5.- Las oportunidades de adquisición por terceros en evidencias de crisis.

Por esto se confunden criterios de gestión orientados a la superioridad a largo plazo con un enfoque continuo sobre valores innovadores que guían los periodos iniciales del ciclo vital, con otros criterios derivados de la necesidad de gestión a corto, con decisiones inmediatas, en las que no siempre se asume un método soportado en datos, frente a la tendencia orientada por impresiones.

No se nos olvide que, además de los factores que influyen directamente, definidos anteriormente, influyen otros un poco más subjetivos y que siempre nos negamos a declarar abiertamente como son:

1.- Gestión delegada, en alguna de las áreas de nuestra empresa, a familiares, primos, familia política…. que no siempre tienen una cualificación y experiencia profesional que asegure el eficaz desarrollo de las funciones que delegamos. Alguna vez nos hemos preguntado ¿contrataríamos a una persona de esas características que no tuviera nada que ver (familiarmente) con nosotros?. Muchas veces, la respuesta es NO. No pagaríamos a cualquiera para delegar temas en los que se juegue el futuro de nuestra empresa.

2. Nos podríamos preguntar ¿Qué puedo hacer? Sólo por el hecho de ser familia ¿no debo contratarle?, ¿por qué no ayudar a un familiar que lo necesita y buscar a alguien de fuera? A cualquiera de estas preguntas no podríamos contestar sin analizar algunos parámetros que influirán en la decisión final.

Siendo inteligentes, deberíamos aprender de aquellas Pymes que ya han tenido el problema y han sabido solucionarlo. ¿Cómo lo hacen las empresas que han sabido sobrevivir a la tercera y cuarta generación?

En algunos casos, se prohíbe en los estatutos o protocolo de la empresa que cualquier familiar se incorpore en un puesto de responsabilidad, si antes no ha demostrado en otra empresa que ha sido capaz de asumir eficazmente un puesto de las mismas características. Parece fácil, pero todos sabemos que no lo es. ¿Cuál es el secreto?. Existe un protocolo escrito y firmado por todos los socios o partes implicadas que todo el mundo asume.

Estamos de acuerdo en que los valores del empresario y la motivación de las personas son un factor de éxito en el funcionamiento de la empresa. Normalmente el creador de la empresa es la persona que tiene un interés especial, que lucha con ilusión por una motivación personal y eso se transmite. Lamentablemente cuando hablamos de los hijos no siempre esa ilusión existe, ellos luchan, ya no por una motivación personal, sino por algo que les viene heredado y que mejor o peor soluciona o puede solucionar su futuro, pero, su motivación ya no es la misma. En esta fase, además comienzan conflictos entre hermanos, novias, sobrinos, hijos…. y lógicamente, en este punto cada familia busca sus intereses particulares, no siempre los de la empresa. Hablar de la tercera generación no es necesario, entendiendo que todos conocemos que los problemas se multiplican exponencialmente.

¿Cómo podemos evitar estos problemas?. Existen métodos que han sido probados con éxito como son los protocolos, identificación e implantación de procedimientos de trabajo …. y otros, que parecen a priori poco adecuados para Pymes, pero que son realmente efectivos como son los comités de gestión, comités de trabajo, ….. que permitirán a una pequeña empresa iniciarse en métodos ya usados en otro tipo de empresas no familiares, que evitarán problemas posteriores e iniciarán un nuevo paso en la profesionalización de la gestión de nuestra empresa.

Nuria Rodríguez Calleja
Directora de Calidad Corporativa
GRUPO DEVELOP
European Business

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