Mejor sin Juegos Olímpicos

Mira, yo tambien tenía una gran ilusión en que vinieran a Madrid los J.J.O.O. de 2016, que no las Olimpiadas, sobre todo cuando los jueces nos “quitaron del camino” a Tokio, y más aún a la tan temida Chicago.

Me preguntaba Pedro Gómez, gran Cliente y gran amigo, durante una visita que hice a las oficinas de su Empresa:

“Te imaginas que nos hubieran concedido la celebración de los J.J.O.O. en Madrid”

Mira, yo tambien tenía una gran ilusión en que vinieran a Madrid los J.J.O.O. de 2016, que no las Olimpiadas, sobre todo cuando los jueces nos “quitaron del camino” a Tokio, y más aún a la tan temida Chicago. Estábamos en la puerta, pero no pudo ser. Amigo, qué decepción. Adios a la invasión de turistas; adiós a la inversión en infraestructuras, a nuevas construcciones, a la inversión extranjera, a la entrada de divisas, a la inyección económica, a la salida de la crisis gracias al “apoyo del ladrillo”.

Todo eso se fue al traste. Estábamos en la puerta de todo esto y en la puerta nos quedamos. Daba la impresión de que, todos, esperabamos con los brazos abiertos este último balón de oxígeno económico que reforzara nuestros bolsillos y nos sacara de la crisis. Vamos, que ya nos veíamos cada uno con un fajo de billetes de 500 € en el bolsillo, gracias a esta reedición de aquella fabulosa “Bienvenido Mr. Marshall”, con aquel magnífico Isber (Alcalde) con los aros olímpicos de colores dibujados en su frente.

¡Nos eliminaron!

Llegó el momento de despertarnos, de sentir nuevamente la realidad: el déficit público, el paro, la crisis,…. Pero –decía- verás como es mejor que no nos hayan concedido la celebración de los Juegos. Este “no” de los Jueces Olímpicos no será una desgracia para nuestra región sino todo lo contrario. La “Fiesta Olímpica” hubiera supuesto, sin duda, una continuación del mismo esquema económico, de la dependencia del “ladrillo” para que todo funcione, de la inyección económica obtenida sin esfuerzo, de las ayudas subvencionadas, de la prolongación hasta el agotamiento de un sistema económico y laboral obsoleto, tan ocupado en tratar de subsistir como incapaz de pensar en su renovación.

Estoy convencido de que esta solución nos ha beneficiado. Creo que ahora debemos desperezarnos y poner a funcionar nuestra materia gris.  Debemos considerar nuestro potencial, el de todos y el de cada uno; lo que sabemos hacer y lo que podemos aprender a hacer mejor. Debemos rentabilizar nuestra posición  en el  mercado, o deberemos buscar un nuevo sitio en él, si es que lo necesitamos, pero siempre con ilusión en el futuro, sin aferrarnos demasiado al pasado.

Escuchando a Pedro vinieron a mi mente algunas enseñanzas que aprendí con la lectura de un libro importante, aunque antigüo en plena vigencia. El manual al que me refiero es “Quien se ha llevado mi queso” , seguro que Ud. que ya lo conoce estará de acuerdo conmigo.

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