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Editorial
Emprender – Emprendimiento
Emprender es iniciar un proyecto y perseverar en el tiempo hasta hacerlo realidad. En todas las actividades de la vida se necesitan emprendedores que tomen las iniciativas necesarias para hacer algo nuevo, para desarrollar ideas, para llevar a la práctica las invenciones. En el deporte, en la cultura, en la vida cotidiana, en el trabajo mismo e incluso en la economía (en las empresas) se necesitan emprendedores. Un trabajador puede ser un gran emprendedor.
En cualquiera de sus facetas, el emprendimiento es una actitud, es el resultado de una serie de factores o circunstancias que desembocan en un deseo de acometer una aventura en la confianza de alcanzar un éxito que en sí mismo va a dar sentido a ese esfuerzo.
Una sociedad sin emprendedores es una sociedad muerta, si tenemos en cuenta que emprender es innovar, el apoyo de cualquier estado a sus emprendedores es vital para el desarrollo del propio estado. ¿Por qué cuando se celebran las olimpiadas en un país se suelen con- seguir más medallas? Es simple, porque se ha apoyado el emprendimiento deportivo para conseguir un fin concreto.
Si todos coincidimos en que hoy, en España, es necesario incentivar la actividad empresarial, generar riqueza y crear empleo, es fácil deducir que lo que hay que hacer es posibilitar los elementos que faciliten este fin:
• Apoyar el emprendimiento económico.
• Cuidar y potenciar el sector empresarial ya establecido.
• Reconocer la importancia de las empresas en la creación de riqueza y trabajo.
• Eliminar los prejuicios sociales existentes sobre los empresarios y potenciar su figura a nivel mediático, político, administrativo y sindical.
• Apoyar e incentivar el mundo de las invenciones, la I+D+i, las NTIC, la creatividad de la
sociedad.
• Desarrollar un sistema de derechos y obligaciones sociales adaptado a la realidad de las
empresas en la sociedad actual.
La Reforma Laboral, los incentivos fiscales del RDL 4/2013 son “parches” mal desarrollados que no sirven para los fines que se han planteado. Se mezclan conceptos como emprendimiento y edad del emprendedor (a partir de los 30 años ya no se incentiva al emprendedor), se plantean reformas no consensuadas que solo sirven para enfrentamientos sociales, se ve claramente que por encima del interés general están los intereses partidistas y personales, ante una situación tan delicada se descu- bre una gran falta de cultura empresarial que impide acometer la situación con más seguridad, el “y tú más” se antepone al “vamos a por ello”. No sé si es desinterés, incompetencia o mala fe. Lo cierto es que existe una realidad de la que tenemos que salir cuanto antes por el bien de todos.
Es imprescindible que los representantes políticos y sociales bajen a la arena de la calle, si es nece- sario que contraten asesores capaces y con conocimiento que les cojan de la mano y les ayuden a bajar de su pedestal, y que lleguen a un pacto de estado que posibilite el bienestar social a través del equilibrio entre derechos y obligaciones, que la coherencia y el sentido común estén por encima de los abusos y las injusticias sociales y que el ejemplo parta de ellos, de los políticos, para reforzar un proyecto creíble y con futuro. Estoy convencido de que nuestros representantes son capaces, solo les falta sentarse y querer.
Algunos tendremos que recortarnos derechos, otros tendremos que asumir más obligaciones, todos tendremos que trabajar más y unos pocos, los que tan mal ejemplo dan a la sociedad, tendrán que renunciar a privilegios injustos.
Yo pediría que el emprendimiento empezara por los políticos, que inicien un proyecto de futuro en el que, protegiendo los derechos de todos, se apoye una cultura que incentive la creatividad y promocio- ne la creación y desarrollo de las empresas. Se puede facilitar la actividad económica cumpliendo las normativas. Al empresario no hay que imponerle burocracia en su actividad, no hay que criminalizar y penalizar comportamientos que para los demás están permitidos, hay que facilitarle el cumplimiento de sus necesidades, es imprescindible que se sienta valorado por la sociedad. El empresario no quiere que le den nada, solo quiere que le dejen trabajar en un marco de igualdad.
El empleo, la actividad económica, la riqueza de un país manan de las empresas. Cuidémoslas.
Jesús Navarro Sánchez